Friday, March 18, 2011

Todo texto tiene su pretexto

(Versión completa del artículo de opinión publicado en El Comercio del 9 de marzo del 2011)

A veces creo que el mito del eterno retorno es verdadero. Siete años atrás escribía en un artículo de opinión en El Comercio: “Tienes razón[…] si los docentes no hacemos algo por acelerar la muerte de los textos escolares querrá decir que estamos obligando a nuestros alumnos a montar a caballo cuando tienen miles de automóviles a su disposición.“ (Ver: http://breteleandotextos.blogspot.com/)

Cuatro años después, en mi blog personal y a raíz de algunos desatinados comentarios de Mercedes Cabanillas sobre los textos escolares, escribía:

  • Es absurdo seguir creyendo que la misión de la escuela es transmitir información y que ésta debe llegar a los estudiantes a través de los textos escolares. Vivimos en un mundo “hiperinformado”, en el que “superabunda” la información y lo que necesitan sus ciudadanos no es que la escuela les proporcione información, sino que les ayude a desarrollar las habilidades para seleccionar, comprender, analizar, discriminar, evaluar y juzgar toda la información que está al alcance de la mano.
  • Es absurdo seguir invirtiendo en textos escolares que presentan una sola y única información igual para todos, en lugar de hacerlo en bibliotecas que presenten multiplicidad de enfoques, de perspectivas y de aproximaciones a la verdad, o, lo que es lo mismo, en computadoras conectadas a Internet. ¿Cómo justificar que es preferible que en un aula hayan 40 textos escolares idénticos, en vez de 40 libros con distintas perspectivas, enfoques y contenidos sobre los mismos temas?
  • Es absurdo seguir pensando que una tarea de la educación es traducir el conocimiento científico a un lenguaje simple, infantil y monocorde para que los estudiantes la aprendan. ¿No es éste hora en que todos, especialmente el MINEDU, nos preocupemos porque los estudiantes aprendan a hacer ciencia y a convertir la información en conocimiento, en lugar de a repetir las verdades oficiales? (Ver: http://breteleando.blogspot.com/2008/09/los-textos-escolares-de-mercedes.html)

Luego de siete años, no solo siguen existiendo textos escolares, sino que los productores de esos primitivos instrumentos de ignorancia e incompetencia siguen haciendo grandes negocios con ellos. Pero es más grave ver cómo ellos corrompen a profesores y directores para que se presten a seguir estupidizando a nuestros hijos. Realmente espero que nunca veamos un vídeo que muestre a algún Director, o Viceministro o Ministro de Educación recibiendo beneficios por seguir comprando textos escolares, en lugar de invertir ese dinero en poner a disposición de los niños y adolescentes del país computadoras conectadas a Internet. Pero al Internet real y no al Internet-virtual que el Ministro Chang ha distribuido en para las 800,000 laptops del programa OLC, que sin Internet real son solo juguetes casi inútiles.

Hoy, una lista de útiles promedio por medio cuesta lo mismo que una netbook y una netbook conectada a Internet pone a disposición de cada niño más información que la que existe en todas las bibliotecas de nuestro país juntas. Las laptos del programa OLC cuestan 100 dólares cada una, claro que sin conectarlas a Internet son inútiles, porque el conocimiento no está en las computadoras, sino en el ciberespacio.

¿Qué hacemos frente a quienes están traficando con el futuro de nuestros hijos? Nos quedan dos opciones: O animamos a los padres de familia a rebelarse frente al absurdo, o animamos a las productoras de computadoras a ofrecer un mejor porcentaje que el que están ofreciendo las editoriales. La primera es la opción ética, pero desgraciadamente sólo el segundo garantizaría la desestupidización o destextificación rápida de nuestras escuerlas.

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